Dijo que nunca escribiría versos
porque no sabría expresar lo que sentía,
y no era Poeta,
sus besos, eran estrofas de Neruda en mis labios ,
sus besos y, un “me gusta cuando callas”
eran los versos blancos del zéjel de una roca,
beso y beso, la rima de un cóncavo y un convexo,
y yo, la Cenicienta de sus palabras
cuando escribía , las mas dulces poesías en mi boca
Dijo que nunca pintaría sombras , ni valles oscurecidos,
ni pensamientos abstractos o alelíes encarnados,
porque no era pintor y, no reconocería un cuadro de Sorolla,
y mentía…
sus besos, impregnaban de acuarela mis labios,
dibujaban mi aliento con trazos de arcoíris, añil, verde y rosa,
y con el pincel de su delirio y mi pasión,
el Patio de Comares de La Alhambra
y una Tormenta sobre Peñarola,
quedaban delineadas en mi boca
Dijo que nunca sería un viejo lobo de mar
porque no era marinero,
y mentía…
sus besos se sumergían en mis labios
y eran náufragos en mis costas,
él, era el Almirante Nelson antes de su última batalla,
y el estribor de un beso furtivo,
al abordaje de mi boca
Dijo que nunca cantaría Arias,
ni leería pentagramas, ni recitaría estrofas,
porque no sabía cantar,
y mentía…
sus besos, como clavicordios, aparcaban notas en mis labios,
sus besos eran, Che gélida manina, Casta Diva y Nessun Dorma,
el madrigal de los astros más bellos, eran,
y sus cantos de alba, en la penumbra solar,
hacían eternos sus besos en mi boca
Dijo que nunca sería alfarero, porque no sabía moldear,
y destruiría cada átomo de la arcilla,
y mentía…
sus besos, eran ánforas en mis labios,
sus besos, sabían a fina arena del Desierto del Sáhara,
a Fontana de Trevi, con su agua clara traída a gotas,
y sus manos alfareras eran la botija
donde guardaba dos obras maestras,
sus besos y los besos de mi boca
Dijo que nunca cortaría un tulipán tempranero,
ni encinares ni alcornoques,
porque no era jardinero,
y mentía…
sus besos, llegaban fértiles a mis labios,
sus besos, eran los Jardines del Palacio Real
el limonero amarillo y, la simiente de las flores rojas,
la lluvia que empapaba azaleas y jazmines en los patios,
el verticilo y catástasis de mi boca
Dijo que nunca me dejaría
y nada lo apartaría del mundo que habíamos construido,
porque me amaba,
y mentía…
sus besos, borraron su nombre de mis labios,
sus besos, olvidaron el idioma que pronunciaba el mio,
y se marchó una tarde de duendes y princesas,
dejando la lumbre de un cirio blanco y una congoja,
y así, sus besos dejaron de ser la sed maligna
que nunca, nunca, se saciaba en mi boca
Y yo le dije, -si te vas, no voy a detener tu marcha,
ni tejeré tu ausencia hasta la madrugada,
porque no se tejer-
y no mentía…
en el tacto de mis manos, olvidé los estambres,
cansada estoy de sus mentiras locas,
y acompañada del sonido de un viejo blues,
se diluyeron estos versos en sus manos,
como se diluyeron sus besos en mi boca
C.R.N.(2012)
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